Cuando abordamos ciertas disfunciones sexuales, como son el bajo deseo sexual, el vaginismo, la disfunción eréctil, etc, desde un punto de vista psicológico, utilizamos entre otras herramientas, el aumento de su erotización.

 

Las disfunciones sexuales que se pueden beneficiar de la erotización serían aquellas en las que la persona que las padece tiene conceptos erróneos sobre la sexualidad, presenta bajos conocimientos sobre su corporalidad, puede verse influenciada por una moral represiva o ha sufrido abusos sexuales. 

La reeducación erótica puede enfocarse en dos áreas, la física y la mental.

Físicamente, y aunque parezca obvio, hay personas que desconocen sus zonas erógenas o carecen de la capacidad de relajarse y sentirse estimuladas por las caricias o el contacto con ellas mismas o una pareja. En estos casos se trabaja el conocimiento de su propio cuerpo y si es en pareja, el de la otra persona. El uso de distintos tipos de caricias, masajes, etc por todas y cada una de las partes del cuerpo ayuda a ello. Hay que evitar en las primeras sesiones recurrir directamente al área genital, sin embargo, en algún momento de la terapia es bueno hacer un repaso de esa área en particular, ya que el desconocimiento de esta zona, en algunos casos, sobre todo mujeres, puede ser una de las causas de su disfunción. El porqué de que sean más mujeres que hombres las que pueden desconocer sus genitales estriba tanto en razones educacionales, como anatómicas. A nivel educativo-moral son mujeres a las que les decían que era sucio o feo tocarse en esa zona, e incluso no se nombraba a la vagina o la vulva con estas palabras, sino con eufemismos como “culito de delante”, “empeine”. En el aspecto anatómico es evidente que la disposición del introito vaginal hace difícil la autoexploración en las mujeres, no así en los hombres.

La erotización desde el punto de vista mental busca que la persona tenga capacidad de sentirse bien ante los pensamientos de índole sexual, que no le creen angustia y pueda desarrollar agradables y estimulantes fantasía eróticas. Para conseguirlo, aparte de resolver todos los conflictos y dudas sobre la sexualidad, hay que trabajar la capacidad de generar los estímulos eróticos mentales necesarios para iniciar y mantener una actividad sexual física. En estos casos se recomienda las lecturas eróticas o imágenes del mismo tipo. El autor literario que más ha desarrollado el tema del erotismo tanto en novela como ensayo ha sido Georges Bataille, pero quizá es demsiado duro para recomendarlo como inicio a la literatura erótica.

Otras más clásicas e intemporales serían Venus de Delta , de Anaïs Nin, Lolita , de Vladimir Nabokov, Las edades de Lulú , de Almudena Grandes, My Hundred Lovers , de Susan Johnson. No obstante es cuestión de que cada uno busque e indague sobre lo que más le puede estimular.

Es cierto que los hombres son menos proclives a la erotización a través de la lectura y es necesario usar más las imágenes. Cabría hacer aquí un inciso sobre las imágenes eróticas o pornográficas. Octavio Paz, dice que el erotismo es la capacidad de desear a la distancia, no se constriñe a un escenario como en el caso de la pornografía, ni se limita a la vista. El erotismo es el espacio flotante de la ensoñación donde el deseante reconstruye recuerdos y organiza fantasías. Pero siendo sinceros el varón es más simple y suele preferir la pornografía más que a las imágenes llamémoslas más suaves. El consumo de imágenes pornográficas en el varón es algo común y no debe ser considerado, en el caso de tener pareja, como una falta de deseo hacia la otra persona ni una perversión. Sólo podría considerarse un problema cuando se convierte en la única fuente de placer sexual y genera conflicto de pareja.